jueves, 30 de agosto de 2007

MATERIALISMO CULTURAL


El materialismo cultural de Marvin Harris nos muestra cómo muchas de nuestras prácticas, creencias y ritos están enraizadas en necesidades naturales. La cultura no nos saca de la naturaleza, sino que nos mete más en ella, nos ayuda a seguir sus normas, entre otras, la de la supervivencia. En el hombre, naturaleza y cultura están unidas: no hay hecho natural que no esté mediado por la cultura, ni tampoco hay hecho cultural que no tenga el sello de la naturaleza.


Los estudios de Harris sobre diferentes prácticas religiosas se han convertido en clásicos: su tesis explicativa de por qué en la India la vaca es un animal sagrado resulta reveladora. Los tabúes alimenticios terminan apuntando a una serie de raíces naturales, circunstancias que con el paso del tiempo se olvidan y dan a la “cultura” todo su esplendor, toda su grandiosidad que parece diferenciarnos del resto de la naturaleza. Así, parece razonable que los musulmanes no coman carne de cerdo como medida higiénica ante una extendida peste porcina, de la misma forma que los católicos consumirían pescado en cuaresma como una forma más de variar la dieta. ¿Cómo conseguir que este tipo de prácticas se conviertan en norma? Muy sencillo: basta con decir “Dios lo manda así”.

La grandeza del materialismo cultural reside exactamente ahí: desenmascara muchas creencias, prácticas o rituales cuyo origen no tiene nada que ver con lo cultural, sino que responde a necesidades naturales palpalbles. Harris pretendía enfocar los aspectos de la cultura que estudiaba de un modo casi objetivo, buscando en todo momento una explicación de tipo materialista a lo que encontraba. Sin embargo, puede que sea un punto de vista excesivamente reduccionista: que nuestras culturas tengan un origen cultural (¿acaso podrían tener otro origen?) no significa que la cultura llegue a configurarse en algo distinto a la naturaleza.

Igual que hay materialismo cultural podría haber, desde la llegada del primer homo sapiens sapiens, un “culturalismo material”, ya que en ocasiones también la cultura modifica la naturaleza. Ni naturaleza sola, ni sólo la cultura: estamos destinados a ser una extraña mezcla de ambas cosas.


El materialismo cultural



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